Estas tres imágenes fueron registradas a la misma hora, sin embargo son distintas, porque una fue tomada con mayor exposición a la luz que la otra.
En un caso, el obturador quedó mas tiempo abierto que en los demás. Si hubiera tomado la foto en modo automático, solo veríamos algo oscuro con un punto blancuzco arriba y nos hubiéramos perdido muchos detalles, por falta de luz.
Estas fotos me hacen pensar en las cosas que perdemos de ver porque nos falta luz. Mejor dicho, porque no dejamos que la luz nos penetre y nos muestre aquello que se nos escapa de nuestra posibilidad. Al igual que el modo automático de las cámaras fotográficas, a veces solo registramos parte de las realidades. En la noche uno cree no ver. Pero ve; o es capaz de ver. Solo que le falta el instrumento apropiado para poder ver, dejando que esa mínima luz que está presente en lo mas profundo de sus oscuridades, pueda exponerse. Para los cristianos, ese instrumento es la fe en Jesucristo, o al menos en la existencia de un ser capaz de mostrarnos que todo puede ser visto como un hermoso retrato o paisaje; que las variaciones de luces y sombras son necesarias para poder contrastar, distinguir y valorar adecuadamente nuestra existencia y poder así amarla y disfrutarla. Como un buen paisaje, de luces y sombras.